A la hora de preparar la clase de artes marciales debemos de tener en cuenta la carga de entrenamiento que vamos a realizar en la misma, es decir "la cantidad de efectos que unos determinados ejercicios tienen sobre el estado funcional del organismo del deportista". La falta de preparación de la misma a corto, medio y largo plazo redundará en una ausencia de mejora de nuestro alumnado. La comprensión adecuada del concepto de carga de entrenamiento es fundamental a la hora de prescribir el entrenamiento. Es muy importante que tengamos claro que «un entrenador es un dosificador de fatiga» (González Badillo, en sus clases del Máster del COE de Alto Rendimiento).
Esto supone el constante manejo de cargas de entrenamiento y el preciso conocimiento de la función de estas en cada momento. La carga de entrenamiento se puede considerar «la cantidad de efectos que unos determinados ejercicios tienen sobre el estado funcional del organismo del deportista» (Matveev, 2001).
Existen una serie de elementos que definen la carga de entrenamiento:
1. La magnitud.
La magnitud es el valor de los efectos que tiene el ejercicio sobre el organismo de la persona teniendo en cuenta la diferencia entre la carga interna del entrenamiento o carga real y la carga externa o propuesta que realiza el sujeto.
2. La orientación.
La orientación de la carga de entrenamiento está determinada por la capacidad física que se solicita mediante la tarea motriz. Esto quiere decir que hay sesiones de entrenamiento enfocadas hacia el desarrollo de la fuerza, de la resistencia, de la velocidad, etc. Hay dos tipos de carga atendiendo a este componente de la carga de entrenamiento:
1. Cargas de orientación selectiva: la acción está dirigida a una única capacidad (p.ej.velocidad).
2. Cargas de orientación compleja: la acción está centrada sobre varias capacidades (p. ej. velocidad y fuerza). En realidad, todas las cargas son complejas dado que el cuerpo, como unidad funcional, responde a ellas como un todo, donde se interrelacionan los diferentes sistemas. Lo que nos importa es identificar en qué medida se trabaja una capacidad u otra.
3. La especificidad.
El aspecto de la especificidad diferencia los ejercicios atendiendo al grado de similitud con respecto a la competición. Según este criterio, existen dos tipos de carga de entrenamiento:
1. Cargas inespecíficas: escasas similitudes con la competición.
2. Cargas específicas: gran similitud con la competición.
En el caso de artes marciales no competitivas con una orientación recreativa estas cargas se dirigirán a un control de paso de grado, una demostración pública o ante otro monitor/entrenador.
La carga interna del entrenamiento va a ser evaluada por una serie de índices descriptivos como son la frecuencia cardiaca, lactacto sanguíneo, consumo de oxígeno o incluso de carácter más psicológico como el índice de esfuerzo percibido (RPE, Rate of Perceived Exertion).
Para definir la carga externa existen una serie de indicadores a diseñar y cuantificar en nuestras clases como son el volumen, intensidad, densidad y frecuencia del entrenamiento.
El volumen.
Es el aspecto cuantitativo de la carga. Hace referencia al número de repeticiones, el número de series, el número de ejercicios cuando nos referimos a ejercicios de técnica o de entrenamiento de la condición física, etc.
La intensidad.
Es el grado de esfuerzo requerido por el trabajo de entrenamiento. También se entiende como intensidad el grado de concentración exigido en una unidad de tiempo. Con respecto a la carga interna, tanto la frecuencia cardiaca, el nivel de lactato sanguíneo o el consumo de oxígeno son parámetros que nos van a indicar un determinado nivel de intensidad. También, el grado de esfuerzo percibido (RPE) es un indicador de la intensidad del ejercicio.
Para establecer un tipo de carga, es imprescindible que el volumen esté asociado a una intensidad. Intensidad y volumen evolucionan en sentido inverso. Lo que esto quiere decir es que a medida que vayamos subiendo el volumen de, por ejemplo, una sesión de entrenamiento, debemos bajar la intensidad y viceversa.
La densidad.
Indica la frecuencia de exposición del sujeto a la actividad física por unidad de tiempo. Representa la relación entre trabajo y descanso. Los niveles de densidad de entrenamiento que vamos a prescribir en los entrenamientos van a depender de la duración e intensidad del estímulo, el nivel de condición física, las características específicas del arte marcial, el objetivo que queramos alcanzar y el tiempo del entrenamiento.
La frecuencia.
Suele medir la cantidad de sesiones semanales que se entrena. Este aspecto va a depender, a su vez, de todos los aspectos que de algún modo dependía la densidad del entrenamiento.
Recuerda que una sesión de entrenamiento está compuesta de una o varias unidades de entrenamiento. Cada unidad de entrenamiento tendrá un objetivo diferente (resistencia, fuerza, velocidad,…) y será ese objetivo el que mejorará los contenidos específicos del arte marcial y no viceversa.
Bibliografía:
CCAFYDE. Metodología del Rendimiento Deportivo. Tema 1.
Grosser, M., Zimmerman, E. y Starischka, S. (1989). Principios del entrenamiento deportivo. Barcelona: Martínez Roca.
Grosser, M., Zimmerman, E. y Starischka, S. (1989). Principios del entrenamiento deportivo. Barcelona: Martínez Roca.
González-Badillo, J. J. y Ribas, J. (2002). Programación del entrenamiento de fuerza. Barcelona: Inde.
Matveev, L. P. (2001). Teoría general del entrenamiento deportivo. Barcelona: Paidotribo.
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